Höga Kusten Winter Trail 2023

HÖGA KUSTEN WINTER TRAIL 2023
Skuleskogen National Park (Suecia)
2023-02-18
Distancia: 50 km
Desnivel positivo: 1950 m+
Tiempo: 07:08:45
Posición: 12 (de 68)

El pasado viernes 17 de febrero poníamos rumbo a Höga Kusten. Territorio salvaje 500 km al norte de Stockholm (Suecia), considerado como una de las perlas naturales del país escandinavo donde resido y nombrado patrimonio natural de la humanidad por la UNESCO en el año 2000.

Era la segunda vez que participaba en esta prueba y, contrario a lo que sucedió en la edición 2018, con una ola de frío histórica y temperaturas de hasta -20C (-27C de sensación térmica), en esta ocasión nos encontrábamos bajo los efectos de una masa de aire caliente proveniente del sur de Europa y que puso las temperaturas considerablemente por encima de lo normal en la zona a estas alturas del año, entre -2C y +2C y nevadas durante la noche anterior y todo el día de la carrera, por lo que la jornada fue bastante ventosa, rebajando considerablemente la sensación térmica, y tuvo el típico color gris invernal de la época. Desafortunadamente, la descarga de nieve durante la noche anterior no nos puso las cosas fáciles ya que amenecimos con 30 cm de nieve fresca sobre el terreno.

La salida de la prueba, iniciada a las 08:00, se realizaba desde una ubicación por la que ya no volveríamos a pasar el resto del día. Y es que no se trata de una carrera circular, sino que atraviesa el parque nacional «Skuleskogen» de norte a sur y, dependiendo de la distancia acometida por cada corredor (25, 35 o 50K, en mi caso la distancia más larga), se incluían uno o dos circuítos diferentes que pasaban por la zonas oeste y este del parque, respectivamente, con la peculiaridad añadida de que cada corredor podía elegir distancia sobre la marcha.

300 corredores tomábamos la salida (68 a priori para la distancia de 50 km) y yo personalmente con la única pretensión de disfrutar el día y mejorar la marca de 2018 (08h50).

Al contrario que en la anterior edición, cuando el pistoletazo de salida nos pilló en la cola del pelotón, esta vez salí con el grupo de cabeza (unos 15 corredores). Me preocupé más de mantener una posición algo retraasada y aprovecharme de la traza ya hecha por otros corredores, aunque tampoco ayudaba mucho ya que la nieve estaba tremendamente blanda. Adelantar posiciones no era una opción, al menos no hasta que el pelotón se estirase o al llegar a cada avituallamiento, por lo que la estrategia de llevar un ritmo tranquilo pero constante se reafirmaba casi por imposición natural.

Después de 10K encontrábamos el primer avituallamiento, que era el mismo para toda la carrera y por el que se pasaba hasta 3 veces dependiendo de la distancia. Perritos calientes, bolas de cacao y barritas energéticas hicieron las ‘delicias’ de todos los corredores.

La segunda sección (de 4 para completar el total de 50K) eran otros 10K, esta vez alrededor de una zona elevada que habíamos pasado previamente por una de sus vertientes. El terreno en general de esta zona es muy ondulado, pedregoso (aunque totalmente cubierto por la nieve y el hielo en esta ocasión), lleno de bosque de abetos que solo da paso a ver más allá desde zonas ‘altas’ y con elevaciones limitadas a los 300 o 350 msnm, por lo que los ascensos continuos desde nivel del mar se superan más o menos rápido, aunque son muy empinados y con la nieve se hace algo tedioso por los resbalones, y el reto consistía en mantener un ritmo constante frente a tanto cambio de inclinación y desequilibrio del cuerpo. Las vistas eran increíbles, aunque ya conocía la zona de varias visitas anteriores, incluída la carrera de 2018. Los abetos, especialmente en zonas de umbría, aguantaban más masa de nieve que árbol, como si fueran grandes conos de algodón. Y la tranquilidad del bosque helado, en absoluto silencio… una experiencia de paz única, que se transforma completamente en otras épocas del año más cálidas y fértiles. Al cerrar la etapa, habíamos empleado 3h08′ para apenas 20K, muestra de la complicación añadida por el estado del terreno. Nuevo paso por el avituallamiento, y a por la etapa de costa, siguiendo la linde del mar, nuevamente a paso de crucero por zona boscosa.

Nos disponíamos a afrontar la etapa más espectacular de las que formaban la carrera. El grueso de corredores no iba a pasar por aquí, ya que ésta era una zona reservada únicamente para los corredores de la distancia larga. Por suerte, el terreno aquí estaba menos ‘roto’, la nieve más dura y compacta y las zapatillas con clavos conseguían traccionar mejor sobre el hielo, favoreciendo el avance. Así, de la costa al bosque, del bosque a la costa, sobre el mar helado y alrededor de un sistema de islas para atacar después otra elevación de 350 m y tener a nuestros pies una de las vistas más espectaculares que he disfrutado en mi vida. Un archipiélago de kms y kms completamente literalmente atrapado en un mar de hielo. El bosque a nuestro alrededor, y también en la distancia, desprendiendo vaho generado por el frío extremo, el sol cayendo sobre el horizonte y dando al cielo tonos de toda la gama entre el azul más intenso hasta el naranja más incendiario. Un espectáculo natural.

De nuevo paso rápido por el avituallamiento, por tercera y última vez después de 35K, a falta de 15 para meta. Este último tramo comenzaba con 2 kilómetros de carretera, helada y sin llegar a ver el asfalto, pero mantenida por la maquinaria de la zona, lo cual significa que fueron los únicos kms en los que las zapatillas y los clavos permitían un avance a ritmo, lo cual aproveché para dar algo de tregua al cuerpo, manteniendo una postura más estable y aliviando el ‘traqueteo’ incesante de las horas previas. Pero pronto volvíamos a la dinámica del día, de nuevo sobre una senda inestable y enfilando el camino dirección a Skuleberget, la mayor elevación de la zona con sus casi 400 msnm.

Subida empinada de nuevo, y desde la cima de Skuleberget otra vista idílica. Ya solo quedaban 2 kilómetros más hasta la meta, en un descenso bastante pronunciado y resbaladizo.

Cruzaba la meta después de 7h08′ en la posición 12 de 68 corredores que completamos los 50K, de un total de 300 participantes que en su mayoría escogieron la distancia de 25K. Pero más allá del resultado, la experiencia en sí, de nuevo e igual que en 2018, eclipsa cualquier otro pensamiento sobre clasificaciones y cábalas. Höga Kusten Winter Trail es una carrera para repetir una y otra vez hasta que el cuerpo aguante.

Gracias a Maria por su incondicional apoyo, y por ser la mejor compañera de viaje posible.

Sin duda, volveremos a HKWT!

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